Fuente: internet |
El problema con la candidatura de Meade
es que él es el 20% de ese problema, y el restante 80% lo es el partido que lo
postula. El PRI, esa maquinaria pesada, ese Torton contaminante, ese dinosaurio
caduco.
Me concentrare en hablar del señor Meade.
Mejor no lo pudo haber definido el Dr. Ernesto Lammoglia [Link], Meade es un
anodino, un burócrata de manos suaves, un tipo sin chiste y si con mucha suerte,
conocedor de cifras y estadísticas del banco mundial y del fondo monetario internacional
(quién sabe cuánto lea y le importen los reportes de la CEPAL o de OXFAM), es
una especie de monja disciplinaria que se reza de ‘pe’ a ‘pa’ el anacrónico
manual de los viles tecnócratas, remanente de esa clase proveniente de tiempos
de Carlos Salinas, los preparados en Harvard y Yale. Seguramente fan de Douglass
North y la teoría de la evolución de las instituciones y las organizaciones.
De Meade ha habido también una serie de editoriales,
de varios columnistas, con las que he coincido en más de una ocasión. Dada su
temperatura de tibio (la de la personalidad de Meade), no le culpamos de la
derrota del PRI (en un tercer lugar de acuerdo con la más reciente encuesta de
Consulta Mitofsky del día domingo 24 de junio de 2018), yo he llegado a pensar
que él fue inclusive víctima de un engaño monumental de las triquiñuelas de
Videgaray y de Nuño, artífices de su candidatura.
En elecciones presidenciales, donde las
emociones afloran y donde las masas y hasta la comentocracia quiere ver sangre,
puedes ser todo menos un tibio. En éste sentido Anaya es más echado para
adelante y suma votos. Un candidato presidencial debe ser aguerrido, debe traer
tras de si un movimiento, debe ser un movilizador de masas, debe mover sentimientos
y emociones, debe ser un luchador social. Los líderes se hacen en la calle no el
escritorio de finas maderas y acolchonadas sillas con rueditas.
Meade fue engañado, le vendieron un
proyecto de candidatura exitosa. Lo extraño es que siendo él especialista en
modelos econométricos no le haya calculado bien. Será tercer lugar, será
equiparado a Madrazo. Vaya forma de rallonear con crayolas gruesas su Currículum
Vitae inmaculado hasta el momento con quién sabe cuántas titularidades de
secretarias de Estado.
Lo suyo son los buenos tratos y las
buenas maneras, la sonrisa burócrata. Es un buen hombre al final, no lo dudamos,
buen padre, buen esposo, buen hijo. Se pasa de listo cuando habla de las
instituciones para justificar los episodios de corrupción, se pasa de listo
cuando cita cifras de bonanza no contrastadas con la realidad. Quizás la fotografía
reciente más emblemática de Meade es una en la que se ve caminando
apresuradamente y a un lado de él un mendigo, un hombre de la calle, un
desafortunado.
Me sorprende más quién haya que lo admire,
a él, a Meade, al tecnócrata candidato presidencial. Me sorprende más que vayan
a votar por él.
Recientemente me entere que presento su
libro, ese del que no supo su nombre cuando le preguntaron en televisión. Ya
luego salió y dijo que se llamaba El
México que merecemos. Recientemente me entere que lo presentaron en
Pachuca, y como exclamaría el periodista Javier Risco, que “perro oso”.
Dado que no estoy dispuesto a comprar su
libro, por lo menos revise sus primeras páginas en la versión de Google Play
Libros, y lo primero que dice, sólo por tomar el primer párrafo da para mucho y
da para todo:
- México necesita cambiar [de acuerdo]. Lo que se ha construido es inmenso y transformador, pero claramente insuficiente [de acuerdo]. Las reformas en materia de comercio, energía, comunicaciones, justicia y educación son extraordinariamente promisorias [coincido con la de energía] y, en el largo plazo, abrirán posibilidades de desarrollo para todos los mexicanos, igual para los del sur que para los del centro y el norte. Sin embargo, al día de hoy no ha habido un proyecto integrador que sume las enormes capacidades de los mexicanos con las reformas que se han llevado a cabo [¿y que paso con el pacto por México?] ni se han sorteado los obstáculos que el viejo [¿el PRI?] sistema político ha impuesto a las propias reformas y al país. Ha faltado visión [de acuerdo o quizás un estilo de gobernar diferente, uno donde las prioridades sean otras cosas], pero, sobre todo, un liderazgo [¿y Peña Nieto?] que entienda las oportunidades, las posibilidades y las carencias para emprender los cambios en el mundo político que permitan cerrar el círculo e igualar la cancha para que todos los mexicanos tengamos la misma oportunidad de progresar y prosperar, y que esté dispuesto a asumir el reto y comenzar la transformación [¿cómo Andrés y su cuarta transformación?] integral del país.
En fin, por donde quiera que se le vea,
columnistas en recientes días, ya cercanos a la fecha de las votaciones de
2018, comentan y se dan vuelo respecto a una crisis monumental del PRI, Aún
tiene el control del aparato del Estado, pero ya se van, ¿qué va a pasar con éste
partido?, es muy temprano para anticipar comentarios serios. ¿Qué va a pasar
con Meade?, nada, regresará a su vida de comodín con Juana, la esposa de José
Antonio, poco le habrá importado haber sido candidato.
Sígueme en twitter: @versuserwin
No hay comentarios:
Publicar un comentario