¿Cómo hechas a andar
un aparato burocrático con unos 400 mil trabajadores (y que en el caso del
IMSS, con atención a 50 millones de derechohabientes) en una crisis de salud
pública?, ¿cómo afrontas una epidemia viral?, ¿qué políticas públicas debe
adoptar un gobierno?, ¿cómo deja a un país un virus, después de su contención?
El libro La influenza mexicana y la pandemia que
viene, narra en su primera parte, la puesta en marcha del andamiaje de una
de las instituciones de salud más nobles de nuestro país, y quizás la más
burocrática del sector al menos hasta ese momento visto. Los protagonistas de
las historias de lo que sería el episodio de la crisis de la influenza en México, fueron jóvenes que demostraron ante
los hechos, un manejo excepcional de sus habilidades, de sus emociones y de su
prestación física que durante días seguidos acontecieron en el IMSS por el
motivo del virus que meses después, de ocurridos los eventos iniciales (finales
de abril de 2009), sería conocido como AH1N1. El título del libro hace
referencia a éste virus como “la influenza mexicana”, la prensa europea
principalmente manejó el término en plena crisis, el gobierno federal mexicano
de ese entonces hizo todo lo posible por dejar en claro que era un término que
propiciaba discriminación, tiempo después, el conocimiento generado y el valor
de los que lidiaron directamente con la crisis, reconocer al virus de abril de
2009 como “la influenza mexicana” pasa a los registros de la comunidad de salud
internacional como una aportación digna de contención, un antecedente para
prevenir escenarios similares.
A continuación, los
autores del libro -junto con su función que en la fecha de los hechos
desempeñaban- son: Daniel Karam (director del IMSS), Santiago Echevarría (director
médico del IMSS), Juan Lozano (coordinador de asesores del director del IMSS),
José Luis Romo (jefe de la unidad de planeación del IMSS) y Roberto Albiztegui
(titular de la Coordinación de Comunicación Social del IMSS). En los casos de
Daniel, Juan y José Luis, eran nuevos en sus puestos, de hecho en el libro, el propio
Juan Lozano relata como el mismo día de la crisis se incorporó a trabajar,
imaginemos el reto que implico aquello. Otras aportaciones muy importantes son
las del Dr. Pablo Kuri (que en ese entonces laboraba como investigador en la
UNAM) y Philippe Lamy (representante de la OMS en México). Y para comprender el
contexto político -de hecho se mencionan en el libro-, el Presidente Felipe
Calderón, José Ángel Córdova (Secretario de Salud), Antonio Vivanco (jefe de
asesores del Presidente), Agustín Carstens (Secretario de Hacienda), Ernesto
Cordero (Secretario de Desarrollo Social), Fernando Gómez Mont (Secretario de
Gobernación), Miguel Ángel Yunes (director del ISSSTE), entre otros.
Ahora bien, éste
libro desvela cuestiones del funcionamiento del gobierno federal y de sus
instituciones, la jerarquía, el mando, las responsabilidades, los amigos y los
conocidos, me queda claro que el personal de confianza de los que pertenecen al
primer círculo son conocidos, personas que son invitadas a unirse a un equipo
de trabajo en base a afinidades y recomendaciones, y entiendo el porque es así.
La juventud aportó con su dinamismo, el cambio de paradigmas, léase elaboración
de procedimientos, implementación de una visión sistémica, recabación y
procesamiento de información, y aplicación eficiente de la tecnología para las
comunicaciones, algo que por cuestiones generacionales, se les da mejor a los
jóvenes que a los no tan jóvenes.
El manejo de crisis
con los medios de comunicación es vital para el control de la información (y
más cuando medios internacionales también forman parte del grupo), y en el caso
de la influenza de 2009, no pudo ser más acertada la idea de haber concentrado
en el secretario de salud la vocería autorizada de lo que acontecía.
Ampliamente Albiztegui relata su experiencia en el IMSS en lo que a él le toco,
prácticamente el emblemático edificio de Reforma 476 se convirtió en el bunker
de la crisis.
La mancuerna que
crean Karam y Romo es fundamental, en el caso del segundo, el haber hecho
experiencia en el recién creado e implementado (en ese entonces) Seguro
Popular, detonó una creatividad para definir protocolos y procedimientos que
alimentaran fluidamente las matrices de información, finalmente él era el
responsable de elaborar los informes del IMSS que llegaban al mismo presidente.
El director Karam y el mismo Romo, se toparon con que tenían que pedir cooperación
a 35 delegados que nunca habían requerido tanto de sí mismos como en aquellos
días, esto consistía en reuniones virtuales a través de redes internas,
tecnología que sólo en las películas, y que desde luego movió más de un tapete
e hirió la susceptibilidad a más de uno. En retrospectiva, el esfuerzo de todos
los que intervinieron, desde la enfermera, pasando por los médicos, hasta jefes
de áreas, etc., se reconoce en su conjunto el manejo de la crisis. En la parte
dos del libro, titulado Las lecciones
aprendidas, los autores del libro junto con Lamy, hacen una valoración de
los obstáculos de todo tipo que tuvieron que sortear, y que a decir de Karam y
Romo, el IMSS después de la experiencia, cuenta con una mejor preparación. Se
destaca el hecho por ejemplo de la mejora en la comunicación entre
instituciones, la SSA, el IMSS y el ISSSTE que en general hacen al sistema de
salud mexicano, también, la crisis de 2009 dejó ver la carencia de laboratorios
especializados en identificación y confirmación de cepas virales, así como de
protocolos aterrizados al funcionamiento de las instituciones mexicanas tal
cual están organizadas. En éste tipo de eventualidades, si bien se trabaja con
personas, éstas deben funcionar y ejecutar sus actividades en base a procedimientos
que permitan relevos. Y otros temas, stock en almacén, atención a
derechohabientes y no derechohabientes (un paradigma que costo romper en las
personas del instituto) en un momento de crisis, la sobre saturación de los
servicios, los mecanismos de triage, etc.
México pago un precio
muy alto económicamente hablando por el hecho de limitar las actividades de las
personas por alrededor de quince días, internacionalmente la honestidad del
gobierno mexicano en transparentar los acontecimientos tardo en ser
correctamente valorada, sin embargo, a decir de los especialistas, fueron más
que oportunas las decisiones del entonces gobierno federal. En un pasaje del
libro, se relata como en una reunión en los pinos, en el jardín a la hora del
desayuno, el Presidente Felipe Calderón toma la batuta de una discusión
acalorada de secretarios de estado e instruye la suspensión de actividades
anteponiendo por sobre todo la salud de los mexicanos, lo anterior ante el beneplácito
de unos pero la incertidumbre de otros, y es que en la realidad, en los equipos
de trabajo se espera la honestidad en los comentarios y se valora por
consecuencia el trabajo en equipo ante una decisión tomada, una política
pública fue aplicada ahí en ese momento.
Como nunca antes en
la historia contemporánea de México, las instituciones de salud, el gobierno
mexicano, su fuerza laboral y en general la ciudadanía fueron puestos a prueba,
hubo obstáculos que se superaron sobre la marcha de la crisis, se controló
eficazmente (no sé si eficientemente), y al final queda un legado del IMSS y en
general del sector salud mexicano para el mundo. La prevención es fundamental
para la inevitable pandemia que viene.
Bibliografía: Karam, Daniel et al.
(2015). La influenza mexicana y la pandemia que viene. México. Editorial Siglo
XXI.
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