viernes, 16 de marzo de 2018

Todos los días a las seis de la mañana


Para criticar a Andrés Manuel López Obrador hay que conocer su pensamiento político.

“Ojalá nunca jamás olvidemos que la corrupción origina pobreza, frustración, odios, violencia, desintegración familiar, descomposición social y desigualdad. Por el bien de todos, el distintivo del México del futuro debe ser la honestidad.”

Así termina la primer parte del libro de Andrés Manuel, primera parte que se titula “decadencia”. El autor le concede más espacio a la segunda, “Renacimiento”. Y es que en la primer parte, Andrés no puede dejar pasar comentar acerca de las personas y los gobiernos desde tiempos de Carlos Salinas. Ésta primer parte es lo que conocemos de Andrés Manuel, su pensamiento, sus diferencias públicas y no públicas con los actores de la política que desde los años 80’s lleva él, Andrés, registrando en su memoria. Los detalles cuentan, a veces en historias cortas, a veces dejando de lado más detalles, pero en general la vida, obra y trayectoria de Andrés es ahora más que nunca relevante, primero porque se trata de él como persona, todos debiéramos escribir un libro de nuestra vida, y segundo porque es quizás el próximo presidente de México. Los fragmentos cortos, de encuentros con Fox y Calderón, él, Andrés, resume al primero como un farsante y al segundo como un simulador, defensores del dogma neoliberal que ha permitido el saqueo, el robo. Éste es un lenguaje bien conocido de Andrés, por ello la primera parte no sorprende, lo seguimos leyendo como lo hemos oído repetidamente. Para entender a Andrés (no a MORENA), hay que haber sufrido carencia, hay que haber sido humillados por el sistema en alguna medida, es decir, para alguien privilegiado es complicado que encuentre un punto de relación, de empatía, de conexión con el pensamiento ciertamente bañado con un tipo de moral que no se bien como definir, sólo sé que hace referencia a “ser honesto”, ¿pero qué significa esto?, ¿con qué se come?, ya no nos lo enseñan en casa y menos en la escuela. Andrés no profundiza en la historia de lo que significa liberalismo y conservadurismo, él ciertamente es una combinación de ambos. Andrés Manuel se detiene en temas como el FOBAPROA y los nuevos ricos, y sus efectos negativos en un mundo financiero que tiene como máxima la especulación, que en época de crisis no afecta a todos por igual, ¡claro esta!

De los procesos de crisis económica a los que se ha tenido que enfrentar el grueso de la población mexicana, Andrés tacha a los saqueadores de la riqueza nacional como aquellos de cuello blanco protegidos por El Estado, los nuevos ricos que surgieron aún en periodo de crisis que comparados con los mexicanos que pasaron de ser clase-medieros a pobres, promueve una reflexión de por qué hemos llegado hasta éste punto de nuestra historia, personas que sobreviven con un salario mínimo que alcanza para casi nada, habitantes de la zona metropolitana del valle de México que pasan hasta cinco horas diarias en el transporte público, y más ejemplos. Hablando de la élite mexicana, para ciertos encumbrados académicos, intelectuales, estudiosos, etcétera no es suficientemente claro el ejemplo de vida de millones de mexicanos en miseria, y lo que sucede es que éste es un asunto de hartazgo generalizado, acumulado a 2018, es también un asunto de cansancio, no sólo de cuerpo sino de mente, de alma y de espíritu, de sentimientos, de corazón caray. Por cierto, a Salinas lo tilda de “padre de la desigualdad moderna”, hay que reconocerle a Andrés su síntesis para identificar a algunos personajes y a algunos grupos como el famoso “la mafia del poder”.

Yo hace poco le preguntaba a un conocido, ¿qué es lo que les molesta de Andrés?, así directo. Douglas North dice que las instituciones moldean a las personas, y que en un ciclo virtuoso, entonces las reglas formales imperan y las informales se supeditan, pero, ¿y la corrupción?, ¿qué hacemos con ello?. En México, cada institución nueva para vigilar es cooptada, como perro amarrado llegando a casa después del paseo.

La segunda parte del libro “2018 la salida” es la propuesta de gobierno de Andrés. Si alguien dice que hay un problema, entonces comencemos ¿cuál es?, y ¿qué y cómo propones resolverlo?, a parte “el cuándo”. Queda claro para beneficio de quiénes (primero los pobres dice Andrés).

No es objeto del presente entrar en detalle de las propuestas de Andrés, sólo recalcar el problema: “Reitero el elemento básico de mi diagnóstico nacional: el Estado se encuentra secuestrado por una minoría y ésta es la causa principal del desastre nacional”.

Ésta idea incluye un elemento, o varios elementos por encima de cualquier definición institucional, es decir, al pasar de los años ya entendemos a Andrés, ya sabemos a qué se refiere, ha pasado años explicando, pero aún así, para algunos sigue siendo aberrante cuando se habla de una mafia que tiene secuestrado un Estado, un Estado de derecho e instituciones democráticas que han costado años edificar. Culpar a la mafia del poder de todos los males, puede parecer un diagnóstico más político que técnico-académico.

Prosigue, “El Estado no puede eludir su responsabilidad pública, económica y social. Su razón de ser es garantizar a todos los ciudadanos una vida digna y justa, con seguridad y bienestar, y su función básica es evitar que los pocos que tienen mucho se aprovechen y abusen de los muchos que tienen poco.”

Aclaro que Andrés cuando se refiere a “los pocos que tienen mucho” se refiere “[…] a los que amasan grandes fortunas de la noche a la mañana apoyados en la ilegalidad, el influyentismo y a la sombra del poder público. Estamos en contra de la riqueza mal habida y de la corrupción política […]”. A mí me queda claro a quienes se refiere, ¿y a ti?

Éste libro de Andrés, no conviene leerlo con odio o aberración de por medio hacia el personaje, éste libro debe leerse pensando en el pensamiento político del político, ciertamente Andrés es un político, testarudo, pero al fin político. Entrar en la segunda parte de su libro cuestionando cada cifra, cada porcentaje de datos económicos no sólo es aberrante, sino irrespetuoso.

Dice Andrés, “No odiamos a nadie. Sencillamente deseamos lograr el renacimiento económico, social, político pero, sobre todo, moral de México”. Andrés insiste en la república amorosa que no le funcionó por mala comunicación en pasadas elecciones, una república amorosa que dice “[…] se dará preferencia a los pobres; se cuidarán los recursos naturales; la riqueza de la nación y los frutos del trabajo de los mexicanos se distribuirán con justicia […]”.

Dice que se consultará a la gente la conveniencia o no de las reformas estructurales, dice que en diplomacia se tiene que ser prudentes, dice que durante el periodo de Francisco I. Madero hubo democracia como nunca (por cierto, Andrés cita del New York World de 1911, a Madero, que a la lectura, uno se dice en la mente “me suena conocido”), esto en el marco de su epígrafe “VI. Rescatar el Estado”.

A veces he medido el humor de las personas con el tema AMLO versus el tema de la honestidad, Andrés dice algo “Elevar la honestidad a rango supremo nos traerá muchos beneficios”, este tipo de aseveraciones son shockeantes en las personas, su impresión inmediata “si no me digas”, “¿acaso hará magia?”, es decir, una serie de respuestas inmediatas no reflexionadas a profundidad, que es como aquello de estar tan acostumbrado a algo, que es imposible que podamos cambiar paradigmas, simplemente no lo vemos, no lo creemos, no lo consideramos posible de ocurrir.

Bajo la premisa de “el problema es la corrupción, no la debilidad de las finanzas públicas” y “la austeridad no sólo es un asunto administrativo sino de principios”, Andrés explica en su epígrafe VIII el significado de “austeridad republicana” que no es otra cosa que austeridad en el mantenimiento del aparato burocrático, pone como ejemplo el presupuesto aprobado para el 2017, del cual 27% correspondió a gasto no programable, 73% programable, quizás de todos los puntos que plantea en “el cómo”, considero el más importante el primero, que dice “a) El gobierno hará el compromiso de fortalecer la política financiera al no incurrir en déficit porque no se gastará más de lo presupuestado ni se aumentará la deuda en términos reales.” Me suenan éstas palabras tan conocidas, me suenan a Gustavo Díaz Ordaz y a Antonio Ortíz Mena, historiadores como Enrique Krauze lo saben, y es por ello lamentable, que en lugar de propiciar un debate serio, el historiador encumbrado tache de mesianismos bananeros. Sería muy bueno consultar el Plan de Ahorro y Reasignación Presupuestal de Andrés.

En México, entre un 7 y 10% de todas las compras del gobierno se someten a un proceso de corrupción y cohecho, no son cálculos de Andrés, él retoma a la entonces subsecretaría de la Función Pública de marzo de 2012, Elizabeth Yáñez Robles.

120,000 mil millones de pesos es lo que estima Andrés, rescatar de los actos indebidos, convirtiéndose el Presidente de la República en el principal promotor de la nueva cultura de la honestidad. ¿Qué de malo tiene ahorrar?, ¿qué de malo tiene acabar con la corrupción, mal de las instituciones?, ¿qué de malo tiene ser austero?, ¿qué de malo tiene una revolución social, un movimiento de conciencias?.

En estricto ámbito del modelo económico que esboza, porque tampoco lo detalla del todo Andrés, es del corte de continuar con el crecimiento económico, para los que hemos abordado las escuelas de pensamiento económico, sabemos lo que implica la palabra “crecimiento”, por ejemplo en el marco del desarrollo sustentable (que está muy de moda hoy), crecimiento significa mantener el modelo actual vigente, es decir, no habría cambio, es decir, se mantendría el esquema de los gobiernos neoliberales recientes. En todo caso la diferencia es “la distribución equitativa de los beneficios”, sería muy interesante ahondar más en esto, y la sorpresa, dice Andrés que “agregaría […] un pensamiento generoso, espiritualmente fraterno, humanista.” Agrega la justicia y agrega la necesidad de una presencia fuerte de El Estado, de hecho en el libro de Andrés hay un epígrafe que lo ocupa para esbozar su propuesta de Estado de Bienestar, como uno de sus proyectos a implementar para lo que él llama el renacimiento económico y social de México. Para sumar a lo que en términos de modelo económico representa la propuesta de Andrés, cuando habla de desarrollo regional, desarrollo sustentable y desarrollo rural, a la lectura de sus propuestas, claramente le apuesta a los mismo enfoques de los gobiernos federales mexicanos recientes. La propuesta de Andrés, por ejemplo en el tema del capital natural, es eminentemente de la economía ambiental. Así que señores provocadores, Andrés no modificará gran cosa, pueden ustedes estar tranquilos. Sírvanse a manifestar su conchudez con una sonrisa y un dejo de tranquilidad de su preciado dinero.

Andrés habla del campo ampliamente, los temas comentados en esas páginas son los temas que se platican desde siempre en la Academia, efectos del TLC en el campo y sus consecuencias, entre otros. Andrés también habla de la energía, para los que estamos en esos temas, nos encontramos con que son propuestas y posiciones que ya hemos escuchado en voz de la Ingeniero Rocío Nahle, es correcto y sensato que se continue incentivando el desarrollo -por ejemplo- de las renovables, ésta debe ser la tendencia, aunque seamos honestos, toda economía del mundo para efectos de su seguridad energética requiere de una matriz energética diversificada, eso requiere en continuar considerando al petróleo, inclusive al carbón, así seguiremos funcionando como humanidad. Andrés habla de sus propuestas en materia de turismo, de salario mínimo y juventud, conviene revisar estos apartados.

A diferencia de lo que muchos de sus detractores comentan, Andrés ha tenido el tiempo más que suficiente para aprender por su cuenta, instruirse, de ser autodidacta. A diferencia de lo que muchos podrían pensar, Andrés cita recurrentemente experiencias de éxito estadounidenses, en un sentido de que las buenas ideas del vecino del norte debieran ser aplicadas en México. También recurrentemente evoca a Porfirio Díaz y su gobierno, prácticamente lo resume él de la siguiente forma “quizás la enseñanza mayor del modelo económico porfirista es que la apuesta por el progreso material sin justicia es una opción política inviable y condenada al fracaso.”

“Al estado le corresponde atemperar las desigualdades sociales”, Andrés sabe que contra el modelo económico imperante (como quiera llamarlo usted, capitalismo, neoliberalismo, etcétera) no se puede, un solo hombre contra el actual modelo económico no es lucha viable, inclusive si hablamos de naciones (sino volteen a ver a Cuba o Venezuela, etcétera), por ello Andrés Manuel deja que el mercado siga haciendo su labor pero con un Estado que recobra su rectoría, y como él mismo dice, primero los pobres. Me quedo con la idea de Andrés de gobernar con hombres y mujeres de buena voluntad, porque yo soy uno de ellos.

De algún ejercicio sobre "pensar en el futuro" en algún episodio de mi vida, de alguna clase durante la maestría recuerdo la típica dinámica de “cómo se ve usted en el futuro”, o “¿cómo se imagina usted en 6 años?”, bueno pues así, Andrés en su epígrafe último se atreve a soñar, con su sencillez, con su mirada y mente puesta en 2024 se pregunta y nos comparte “Cómo vislumbro el 2024”, un mundo mejor, atrevámonos a soñar, no tengamos miedo.

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Fuente: internet

2 comentarios:

  1. Haces una buena sintesis de buena parte de los escritos de AMLO y su lucha política. Para intentar entender como ha funcionado el sistema económico, hice un blog, al que te invito. Justifica mucho de su pensamiento:
    https://donpiosemu.blogspot.mx/2018/02/sistema-economico-globalizado-s-xxi.html
    Espero te interese, y tus comentarios.

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