lunes, 17 de julio de 2017

El INE rumbo al 2018

Procesos y normas en el INE

De lo acontecido en días previos, viernes 14 y lunes 17 de julio de 2017 en el Instituto Nacional Electoral (INE) -respecto de la fiscalización de los topes de recursos de las campañas electorales celebradas en cuatro Estados del País (EdoMex, Coahuila, Nayarit con elección de Gobernador, y Veracruz con elecciones locales)-, lo único que tengo que decir es que no es el INE que queremos los ciudadanos preocupados por la fortaleza de las instituciones, en ese sentido no es el INE que requiere el país, no es el INE siquiera que quieren los partidos políticos, entonces ¿a quién le da gusto el INE?, parece que a nadie, no se si a los consejeros electorales.

En el ambiente de los opinólogos, las redes sociales se desatan contra el INE, acusándolo de ineficaz y de no castigar ni invalidar elecciones, sin embargo el INE no invalida elecciones, sólo las fiscaliza, además de las conocidas actividades de organizar las elecciones, así como de expedir las credenciales, que en México son de identidad. También dice el INE, que transparenta los procedimientos administrativos sancionadores, administra sus propios recursos (organismo público autónomo) -esos recursos obtenidos de lo que sanciona-, y también asesora en materia jurídica electoral.

Si sólo fiscaliza (como tarea más importante postelectoralmente hablando) para sancionar a los partidos políticos con montos económicos, entonces uno esperaría que ésta labor fuera precisa y concluyente, pero sucede que es precisamente en su órgano más importante donde las fallas se manifiestan de forma recurrente, alarmante y preocupante, me refiero a su Unidad Técnica de Fiscalización (UTF), donde sin ánimos de polemizar, resulta que los partidos de izquierda pusieron en duda a quien actualmente ocupa el puesto, desde el aspecto de la acreditación de su currículum vitae.

Más allá de la política (que no es el sentido de ésta entrada), uno de los comentarios más recurrentes referente al proceso de la UTF, fue su falta de exhaustividad, es decir, los representantes de los partidos políticos (miembros del consejo general) presuponen que por alguna circunstancia, se validan e invalidan pruebas de forma superficial, o en el peor de los casos, se presentan pruebas y estas no son consideradas en tiempo y forma, porque no fueron precisamente presentadas en tiempo y forma porque se evidencia falla en el proceso, comunicación tal vez, muchos documentos por revisar y poco tiempo tal vez, poco personal tal vez, al final, fallas en el proceso.

Lo anterior es grave porque a mi entender, la UTF alimenta con sus revisiones al consejo general, lo que se discute como resultado del orden del día, es lo que ya ha pasado por ésta unidad, respecto de sus atribuciones: “Audita el origen y destino de los recursos que reciben los partidos políticos y agrupaciones políticas nacionales”. El INE termina sancionando económicamente algunos cosas y otras no.

Al final, uno puede tratar de entender el debido proceso al que se apegan los consejeros electorales (diez más un presidente), defendiendo o reservando partes de proyectos, que son sometidos a discusión en el pleno, y que se comparten o se refutan en un vaivén de argumentos en donde es complicado dar seguimiento cuando uno es un mortal espectador. Los consejeros electorales se apegan al formato, los representantes de los partidos en más de una ocasión se dejan llevar por el discurso y el circo, mientras que los ciudadanos estamos ausentes, quedamos meros espectadores de líneas que se van palomeando o tachando, hasta que al final, vemos como votan en favor o en contra de dictámenes, que representan -pareciera- todo menos el sentido común, nuestro sentido común.

En fin, el INE, antes IFE (ese de Pepe Woldenberg), es una de nuestras instituciones de mayor valía, de pronto los criterios fiscalizadores han trabado su funcionamiento (entre otros factores, aquí sólo quise hablar de la UTF, aunque el factor político juega muy pesado), hay precedentes pero pareciera que siempre hay formas novedosas de penalizar o no penalizar, de diferir simplemente a esos precedentes, en fin, hasta los mismos partidos recurrentemente se quejan de que las reglas no son claras, ¿qué si? y ¿qué no se puede hacer?, ¿cómo si? y ¿cómo no se debe hacer?.

Tenemos una de las normatividades más restrictivas, y al mismo tiempo tenemos una de las normatividades menos precisas.

Es preocuparse como llegaremos al 2018 con un INE que parece no atender ese sentido común de la ciudadanía, pero también es una oportunidad para ser más participativos y vigilantes. Esa es toda la reflexión que quería compartir hoy.

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P.D. Es de destacar las participaciones de los consejeros electorales Pamela San Martin Rios, Benio Nacif, Ciro Murayama y Jaime Rivera

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