Para los
que ubicamos a Donald Trump, y
que lo recordamos de personajes tan
memorables como el jefe de jetazos en
The Apprentice, una serie
americana de un éxito increíble,
que tuvo varias temporadas y que
logró inclusive contagiar a una de sus símiles, la
Sra. Martha Stewart, una ama de
casa y empresaria que ante una adversidad que vivió al enfrentarse a la cárcel
y bancarrota logró salir avante, muy
poco carismática y por ello su versión no fue tan exitosa como la de Donald.
Regresando al Sr. Donald, podemos
decir que además de histriónico en la televisión lo es en sus negocios de
bienes raíces, y ahora lo es en lo
político. Cualquiera que lo tome enserio,
debe estar demente.
Éste personaje además de ser
vanidoso y ególatra, ciertamente también es carismático y bueno para los negocios.
Y está aplicando una de las estrategias más conocidas de la mercadotecnia, dar de qué hablar,
crear polémica, decir lo que otros se guardan y dejar a un lado lo que se considera como
políticamente correcto. Está
dispuesto a dar un paso
más allá de lo que sus contendientes hicieron, no por nada va
encabezando las preferencias del partido republicano y a menos que suceda algo
extraordinario, él será el candidato de ese partido.
Su estrategia le ha funcionado, y así como tiene mucho que ganar, tiene mucho que perder, y él
lo sabe. La estrategia que ya describí, es riesgosa y más le vale tener más que las
neuronas necesarias y la astucia para
que su imagen pase de ser el más cotizado al más repudiado. América para
los americanos, el pueblo tiene lo que
se merece, y a veces en los políticos
se refleja un poco de las manías de la ciudadanía que los elige y los
sigue.
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