Peatonalización
de los centros históricos
Por Erwin Medina Josefa*
¿Cómo debemos entender las recientes
intervenciones que en materia de urbanismo están siendo sometidos los centros
históricos de algunas ciudades de México?, ¿es una moda urbanística o a qué responde?
Pachuca, julio de 2018. Evidencia fotográfica de Cruce Seguro |
Recientemente me entero que la ciudad de
Puebla ha lanzado un programa de intervención urbana para su centro histórico, el
cual lleva por nombre #Andale, éste programa inicia de acuerdo a la metodología
participativa con urbanismo táctico, que no es otra cosa que un proceso de observación,
medición y ajustes de las intervenciones planeadas.
En Pachuca se está ejecutando en estos
momentos #CruceSeguro.
Las intervenciones están pensadas en la
lógica de colocar al peatón primero en el sentido de la movilidad o
transitabilidad en la que confluyen en una calle, personas, vehículos no
motorizados y motorizados.
Lo de colocar al peatón primero está
sustentando en la pirámide de la movilidad que busca motivar a transitar
peatonalmente las calles, sobre todo en un sentido de mejorar la experiencia en
lugares concurridos como lo son precisamente los centros históricos por antonomasia.
Desde luego se suman otras justificaciones como aligerar el tránsito vehicular
en estos espacios de alta visita de residentes y no residentes, lo cual incide
en una disminución de accidentes por alcance vehicular (coches o atropellamientos).
Retomando todo lo anterior, se podrían esperar beneficios económicos dado que se
presupone el fortalecimiento del comercio local establecido, así como de un incentivo
al turismo (particularmente el cultural). En un sentido particular deben sin
embargo, retomarse las categorías de análisis y estudiarse con mayor profundidad,
aceptándose o rechazándose hipótesis.
En el siglo XX las calles y las ciudades
fueron hechas para el vehículo, el país norteamericano es ejemplo de esto.
Grandes avenidas, calles amplias, estacionamientos memorables, ya no digamos
los mega-segundos-pisos. Sin embargo, la lógica de las ciudades
latinoamericanas es distinta, su origen responde a una herencia cultural de
concentrar alrededor de una plaza una dinámica económica propia de intercambio
de mercancías en la que además se centran otras tradiciones y costumbres, algunas
ciudades latinoamericanas se mimetizaron a su orografía (debe rescatarse sin
embargo, un eco-mimetismo real). En fin, en contraste con las ciudades
norteamericanas, la tendencia para las latinoamericanas es fomentar la
peatonalización. La ONU a través de sus organismos responsables, así como otros
entes de financiamiento como el Banco Mundial están respaldado esta lógica, siendo
el sustento el desarrollo sustentable. Por ello se habla de la Agenda 2030 y en
particular el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 11 (ODS 11 o SDG 11).
Así, el tema de la peatonalización tiene
un trasfondo que quizás en otra oportunidad comentemos, que va más allá de sólo
embellecer e invitar o motivar a que las personas caminen por el centro histórico
de su ciudad, o de la ciudad que estén visitando. En realidad hay un tema del
encarecimiento de los productos provenientes del petróleo, léase gasolina, la
consecuente contaminación, la poca penetración de energías alternativas, como
biocombustibles o bien energía eléctrica proveniente de fuentes limpias, léase
vehículos eléctricos, amén de un tema del crecimiento de la población y la
desigualdad económica.
¿Cuántos en México poseen un vehículo y
cuantas personas se trasladan en un vehículo particular?, ¿no será de pronto
más conveniente un transporte público eficiente y amigable con el ambiente?, es
decir, el tema de la peatonalización va más allá, este esquema de reflexión muchas
veces no llega o bien no es de acceso a todo el público. La discusión se queda
en los expertos.
Y sí, desde luego puede ser que los procesos
de intervención urbana de peatonalización de los centros históricos se vuelva una
moda, un modelo replicable, tal como sucedió con el tema de los pueblos mágicos
y las nefastas consecuencias en algunos de ellos, por ello es labor de la nueva
generación de urbanistas estar al pendiente de estos procesos. Muchas veces he
insistido, no se trata necesariamente de embellecer, detrás de la funcionalidad
y sostenibilidad (y si quieren sustentabilidad) de una ciudad, está o debe
estar la mente no solamente de un arquitecto, sino la de un sociólogo, de una
economista, de un geógrafo y de un urbanista.
Sígame en Twitter @versuserwin
* Maestría en Desarrollo Urbano Sustentable, y participante como
Embajador de la iniciativa MY World México, Hidalgo 2018
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