La ignorancia de las personas

La ignorancia de las personas 

Por Erwin Medina Josefa 

Fuente: Internet

Recientemente fui invitado a participar en un Foro ciudadano en el cual se trataría el tema de la iniciativa de ley para el fomento y fortalecimiento de las actividades de las organizaciones de la sociedad civil en el Estado de Hidalgo, cuya promovente es la Diputada local de la Legislatura LXIV, Roxana Montealegre. Aplaudo y enhorabuena por el ejercicio, más allá de la simpatía que me pueda causar uno u otro partido político, uno u otro personaje local de la política, siempre voy a celebrar los Foros genuinos, los no simulados. Me gusta el formato y los he promovido. 

No podría decir que soy experto en organización de Foros, pero si he organizado unos cuantos y si sé de qué se trata el formato, y podemos adelantarnos a lo que puede ocurrir en él. 

He corroborado que las personas siempre tienen algo que decir, y he ahí precisamente el detonante de los foros abiertos, la naturaleza de la participación es que es impredecible, siempre va emitirse algún comentario que no esperabas. El tema de López Obrador se pone de manifiesto de forma recurrente en las mesas de trabajo, la gente se hartó del saqueo, del robo, de la opresión en el ejercicio de la manifestación de su opinión, se hartó de que le vieran la cara, del cinismo y de la desvergüenza de la clase política que gobernó hasta noviembre de 2018. Como dice Julio Astillero, no tenemos una cultura de la participación política democrática de la que podamos manifestar madurez, estamos en los comienzos del aprendizaje, por ello, a la primera oportunidad las personas mientan madres, ya sea en el foro mismo como en twitter, no les importa, quieren y manifiestan su opinión. 

Es el sentir lo que manifiestan, y es justificable. En el foro al que refiero más de una persona, sobre todo personas de la tercera edad, dejaron constancia de su enojo, y no es que se les culpe, pero a veces las mesas de trabajo requieren de seriedad, de oportunidad de agotar los aspectos meramente técnicos, si de foros se trata, me queda claro que salones donde llevarlos a cabo sobran, lo que no sobra es el tiempo, el valioso tiempo que bien debiera aprovecharse, y más cuando se trata de la conformación de una ley. 

Coincide mi comentario con un video que recientemente vi en el que se discute el tema de la virulencia que se vive en las redes sociales, pero específicamente en twitter, esa noble red social que surgió como un respiro a la invasiva basura de facebook, twitter para los intelectuales, para los que no tienen tiempo del chisme, sino de enterarse en breves caracteres de opiniones certeras, de noticias resumidas en 140 caracteres (originalmente). Recomiendo ver el video que corresponde a un programa de Brozo, los invitados son Julio Astillero, Mauricio Merino, Sabina Berman y Emilio Lezama, coinciden en que la red social mencionada ha sido tomada por asalto y quién sabe si tenga futuro promisorio, ella misma ha dejado invadirse por bots, y dañarse por el actuar mecánico de estos. Así como se puede encumbrar a alguien, se puede destruir en un solo día a una persona. Las ofensas rayan en lo personal, como dice Sabina, se acusa de lo que se omitió hacer, de lo que hace y de lo que se hará, es decir, en twitter se ajusticia por el primer comentario, a la guillotina sin más ni más, huevazos y aclamaciones lapidarias de horca pública. El twitter se ha vuelto el lugar propicio para el cantinazo, soltar lo peor de uno en 240 caracteres. 

Los bots amplifican el odio en las redes, una vez inmersos en la horda iracunda, los no leídos, los no bien informados, los juiciosos, los extremistas, los inconformes se dejan llevar y sacuden su veneno muchas veces detrás del anonimato de un falso perfil. 

Hace poco por una opinión que emití por el tema energético (específicamente el desabasto de gasolina en algunos puntos del país), ante una réplica de la que fui objeto por una persona que se dice especialista en temas de energías (y digo que se dice especialista porque no lo conozco personalmente y porque en su bio dice que lo es), se desato una serie de ataques increíblemente voraces derivados de una opinión que ni siquiera representaba una posición extremista, era más bien yo diría insignificante, sin embargo atrajo a bastantes irracionales. De pronto, ante el desabasto de gasolina, medio twitter se volvió experto en logística de distribución y almacenamiento de petrolíferos, medio twitter se volvía experto en el tema energético. 

En recientes fechas a raíz de la victoria de Andrés Manuel López Obrador he podido constatar el sublime acto de aparición de inconformes, pero no cualquier inconforme, sino personas con cierto peso en cuestión de opinión (intelectuales de manos suaves), me da la impresión que perdieron algunos privilegios, o bien algunos pesos dejaron de recibir, bien dicen que cuando uno está ocupado o tiene cosas que hacer pues no está tanto tiempo en las redes sociales, y estos especialistas energéticos a los que refiero, de la noche a la mañana se han convertido en paladines de la defensa de lo que estas personas consideran debe contrarrestarse, o sea el gobierno del actual Presidente de México. Cuando López Obrador refiere grupos de poder atacando de forma consistente, no se equivoca. 

Julio Astillero comenta que hay un público mal informado, pero a veces mal informado porque las mismas personas así lo prefieren, porque así lo eligen, eligen leer sólo lo que estas personas creen que es la verdad, se quedan con lo que les conviene y le gusta leer, súmale a esto el enojo acumulado de la vida, y súmale la virulencia de las redes sociales actuales, lo que tenemos es basura, desinformación, odio. 

No hay peor cosa que un ignorante hablando de lo que no sabe, así pasa con los detractores de Andrés Manuel, no conocen al personaje, pasan por alto su pensamiento político, vivimos en la sociedad de la inmediatez, el grueso de la población medianamente instruida se queda con lo que lee en los des-informativos (como los refiere Jalife) mañaneros, con los trascendidos, con lo que escucha en los noti-informativos. 

Así la ignorancia de las personas, una horda a la que hay que evitar, ¿cómo?, con distancia.

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