Retomando la génesis de la Revolución Industrial
Por Erwin Medina
Josefa
Eric Hobsbawm en su
libro “En torno a los orígenes de la revolución industrial” (1971) comenta que la
crisis que vivió la Europa antes de la llamada Revolución Industrial (RI), fue debida
a las “contradicciones económicas internas” experimentadas y no por las “revoluciones”
y guerras que acontecieron en el siglo XVII, descarta vehementemente a la
guerra de los treinta años como la responsable del estatismo europeo. Éste
autor sostiene que la génesis de la revolución industrial fue precisamente la
crisis mencionada, amén de la intensificación de un colonialismo sobresaliente,
y como detonante, la decisiva participación de Inglaterra en la adopción de
innovación. Aquellas “contradicciones económicas internas” fueron evolucionando
hasta que llegado el proceso industrializador, por ejemplo, se contaba con un
mercado interno bastante dinamizado, se había creado una clase consumidora cada
vez más demandante de lo que se producía, y en donde “la ciudad” también jugaba
un papel importante, aquel Londres de la RI incentivó el modelo. Hobsbawm entonces,
atribuye la génesis de la RI a una serie de factores que habían evolucionado y
cuyo detonante fue el papel innovador que ambicionó jugar Inglaterra en Europa
(con extensionismo a los continentes africano y asiático donde tenía influencia),
¿quiénes fueron aquellos hombres visionarios?, ¿quiénes gobernaban aquel país
en aquel momento? Así el modelo capitalista de ese momento se había enmarcado
una hoja de ruta (crecimiento autosostenido), en el que el crecimiento de la
población era también una variable de importante observancia. El tema de las
exportaciones (en el caso de Gran Bretaña el algodón) se sugiere como el factor
exterior más evidente para la consolidación de la RI. Por lo extraño que
parezca, pero en algún momento el autor deja entrever el carácter fortuito de
la RI, es decir, ¿quién planeaba el desarrollo y crecimiento económico de la época?
Hobsbawm se lo cuestiona en el capítulo II. La RI fue el resultado de “querer
hacer” las cosas, simplemente -de acuerdo con el autor- aquellos dueños del
capital no eran ni más ni menos previsores, ni más ni menos innovadores, ni más
ni menos visionarios, ni más ni menos progresistas (filosofía, religión).
Hoy día con mecanismos
de planeación de las economías del mundo, y entidades supranacionales
orientando cada política pública que debiera tomarse como prodigiosa receta, la
historia (al menos tomando sólo el caso de la RI) nos demuestra que quizás es
la determinación de cada Pueblo soberano del mundo determinar para sí el mejor
modelo para el desarrollo de su modelo interno, así como los términos en que quiera
entablar relación comercial con otras naciones.
El micro-cosmos de
ésta etapa de la historia de la humanidad tiene mucho por enseñarnos. Me parece
que el capitalismo tiene vigencia y desarrollo por delante, siendo propensos al
optimismo tecnológico, vemos en las energías limpias y en las tecnologías de la
información y comunicación, un escalón por acceder, insisto, un escalón made by capitalism.
Respecto a la RI, constantemente
se retoma como un episodio de éxito, a los que estudiamos Ingeniería Industrial
e inclusive aquellos “profesores de escuela” que abordan el periodo, lo venden
como si hubiera sido súbito, y es que en realidad habría que definir que
elementos lo fueron y cuáles no, es un hecho que la RI inglesa -para algunos
investigadores- debió emerger un siglo antes, y sin embargo, la gradualidad así
como procesos de estancamiento económico llevaron a que ocurriera más tarde, justo
en el momento en que Inglaterra ya contaba con los ingredientes, sólo faltaba el
impulso. Así, si bien la RI podría considerarse como súbita, lo fue porque ya
había elementos que lo posibilitaron. El primum
mobile sigue siendo controvertido para los investigadores.
El 27 de diciembre de
2018 el medio local de comunicación Al Día Noticias publico una nota en la que el
dirigente de los empresarios en Hidalgo decía que el sector de las empresas necesitaba
de técnicos, no de licenciados ni graduados en doctorado (al menos el
encabezado así dice), nada más aberrante que esto. El personaje citado se dice
que es Arquitecto y bueno pues ciertamente destaca su inconmensurable y
aberrada ignorancia de la ciencia económica, ante una crisis en la que ciertamente
el componente “recurso humano” es importarte, se prefiere estigmatizar y visualizar
el panorama en términos de “blanco y negro”, antes que atender -por ejemplo- la
historia económica. Debería regresar a construir casas.
Es bien sabido que lo
que tenemos en México es una clase comerciante muy amplia, las MiPyMEs representaban
al año 2015, al menos el 85% de la economía nacional, es decir, es el pequeño
comerciante el “dinamizador” del pobre crecimiento económico. Como bien refiere
Hobsbawm en algún pasaje de su libro, son los economistas especialistas en estudio
del “desarrollo económico” (léase hoy día titulares de Desarrollo Económicos del
país) los llamados a detonar nuestra propia revolución industrial, ¿cuáles son
nuestros antecedentes para ello?, ¿cuál será nuestro primum mobile?, ¿será acaso un sincrotón (que a nadie le queda
claro qué es) lo que nos salve a los que vivimos en el Estado de Hidalgo?, ¿será
u monorriel?, ¿será acaso profesar atiborradamente en pro de una ciudad inteligente
cuando ni siquiera podemos medianamente definir el modelo de ciudad que
queremos para la Zona Metropolitana de Pachuca?
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Cabeza en Gris, 1973. Tamayo |
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