Recientemente en la materia intitulada “Problemas
actuales de la sustentabilidad”, nos convidaron a la lectura de tres textos particulares,
los tres interesantes, el primero de ellos es una provocación, el segundo y el
tercero son la respuesta de los aludidos en el primero.
Éste blog también es el resultado
acumulado de ganas de platicarles sobre dos enfoques que en el mejor de los
casos, se toma lo mejor de ambos, porque uno representa “lo que es y lo que hay”,
y el otro es un poco “lo que debería ser o lo que me gustaría que fuera, o lo
que a la humanidad debería de aspirar”. Me refiero a la economía ambiental y la
economía ecológica (no es motivo del presente blog hablar de estos, sólo
mencionar particularidades básicas).
Cuando se invita a un no-economista pero
si a un ingeniero industrial a que aporte su opinión respecto de economía ambiental
y economía ecológica, se corre el riesgo de que dicha provocación al
razonamiento intelectual decaiga en una muy honesta, directa y práctica (y eficiente)
posición de que, en términos de producción “hay que hacer más con menos”, una
de las máximas del ingeniero industrial, que incorporando la variable ambiental
(como es ya desde hace varios años en las retículas de ésta profesión), sería
entonces “hacer más con menos, y en el transcurso contaminando menos”. Y es en esto
último precisamente, donde los enfoques económicos que estamos comentando, provocan
el debate, porque ¿cómo contaminamos menos?, ¿cuánto debe pagar quién contamina?,
¿qué instrumentos se deberán implementar para que ésta contaminación se regule?,
etc. Así, se reduce al parecer a un escenario de premios y castigos (en un esquema
de políticas ambientales), pero ¿en realidad tendremos la necesidad de
contaminar?, ¿en realidad tendremos la necesidad de agotar los recursos naturales
para los fines de la producción de bienes de capital?, pues ciertamente hay implicancias
del tipo de “los hábitos de consumo”. Más complicado es entender aún, para el
no-académico, en las leyes de la termodinámica como principio reinterpretativo
de que todo en la Tierra es flujo de energía, el crecimiento de un árbol es
flujo de energía, su tala requiere de energía, y que para los procesos de
transformación de un tronco de árbol se requiere más energía, y que a todo eso
debe asignársele un costo basado en la apreciación de la energía, medido por
ejemplo en kilocalorías, y luego convertido a nuestra moneda corriente. Bueno
pues el mundo académico, pero principalmente los economistas han trabajo en esto
a su modo, unos por el lado de la economía ambiental (que son los más, son los
que imperan actualmente) y otros por el lado de la economía ecológica (que son
los menos y que están haciendo su lucha).
De lo anterior, extraigo dos ideas;
- ¿quién, cómo y en base a qué?, le asignamos
precio a un árbol (como ser viviente por un lado, y a los servicios
ecosistémicos derivados de su existencia por otro lado), y a su proceso de
transformación, y
- el uso de los recursos naturales renovables y no
renovables para la producción de bienes y servicios.
De los textos que comentaba al principio,
uno corresponde a Herman E. Daly, el cual cuestiona con base en ideas de Georgescu-Roegen,
a Robert Merton Solow y a Joseph Eugene Stiglitz. Estos dos premios nobel (Solow-1987,
Stiglitz-2001) responden a Daly por separado, haciendo un conjunto de tres
textos, tres correspondencias de finas declaraciones académicas, lo equipararía
hoy día a una especie de contestaciones, vituperios e insultos vía twitter de
los que ya estamos muy acostumbrados.
Daly comenta que Georgescu-Roegen está
más vigente que nunca (pregúntele a Martínez Alier respecto de Podolinsky), y
desde luego bajo el enfoque de la economía ecológica, Daly critica el modelo teórico
del crecimiento de Solow, diciendo más-menos que en el tema de la producción no se trata de pasar de un recurso
natural sustituyéndolo con otro (ejemplificamos con el panorama de la inevitable
transición del petróleo hacia las renovables), sino más bien -que en la función
de producción- se debe considerar “el recurso natural” en lugar del capital, en
una aparente visión de Solow de recursos infinitos, y por ende de ausencia de
estos en su modelo teórico. Para Solow, al menos en su modelo más básico,
capital, trabajo y tecnología es lo que impacta el crecimiento económico. Daly
ejemplifica el modelo de Solow como si al preparar un pastel sólo se necesitara
del cocinero y la cocina, dispensando los ingredientes, la electricidad, el fuego,
etc., amén de los desechos. Para éste tema de los desechos sólo mencionare que sirve
de mucho apoyarse en algo llamado metabolismo, por ejemplo metabolismo urbano.
Para Georgescu-Roegen y Daly, el aumento del capital implica un agotamiento
adicional de los recursos. Como breve paréntesis, no puedo dejar de mencionar temas
como por ejemplo, la propiedad del agua, es un bien público ¿pero en qué
sentido? Lo que se debe reconocer a la economía ecológica es que en efecto
despierta interés, motiva a reflexionar y discutir.
La respuesta de los aludidos, Solow y Stiglitz
es breve, contundente y con un dejo de desprecio, sobre todo de Solow hacia
Daly, y lo es porque Solow, en el ámbito de la función de producción
neoclásica, hay esperanza tecnológica, otros autores los llaman optimistas
tecnológicos, es decir, existe un sector del grupo de economistas, de la academia,
de la investigación, de la política y de la sociedad en general de que el
talento del hombre es tan grande que inventaremos y/o descubriremos nuevas
fuentes de energía, nuevos esquemas de desarrollo que nos permita nuestra
supremacía por sobre la Tierra así como seguir viviendo confortablemente, una
visión desde luego en estricto antropocéntrica, no compartida por la economía
ecológica y en particular por los grupos ecologistas más radicales.
En el tema de la energía se tiene el
optimismo tecnológico de que se consolide la energía producto de la fusión
nuclear, así como el descubrimiento y producción de mejores materiales que permitan
mantener el confort de vida de las personas durante y después de la transición
energética.
Daly en su texto termina colocando la
frase “¡En efecto, los economistas neoclásicos se convertirán en economistas
ecológicos!”, a lo que Stiglitz responde más-menos que él, en menos hojas da
por respondida la provocación de Daly en puntos -yo diría- bastante escuetos.
Tanto Solow como Stiglitz se defienden
comentando -rescato algunos puntos-:
- “[…] El papel de la teoría económica es explorar
formas de hacer estas declaraciones más precisas.” (Solow,1997:267) Ésta frase
se refiere a que los economistas no es que no atiendan los recursos naturales
como variable, sino que hay tantos factores por considerar, que los modelos económicos
quizás se innovan de forma muy lenta a lo que la humanidad pudiera necesitar.
La economía ambiental ha evolucionado en recientes años de forma muy positiva.
- "[…] 'todo' lo que se requiere es la tecnología
correcta y el capital adecuado. El primer tipo de recurso renovable
generalmente es capaz de soportar el crecimiento solo si la carga recae
principalmente en el progreso tecnológico.” (Solow,1997:267) Lo que ya se comentó
del optimismo tecnológico.
- “Cuando los mercados no funcionan bien, es
imperativo que se tomen medidas para corregir estas fallas del mercado.” (Stiglitz,1997:269)
Bueno, es todo un tema.
Ésta discusión es ciertamente importante
porque hoy en día impera. ¿Qué harían ustedes, qué le agregarían al modelo
económico actual imperante? ¿Qué más ajustes hacemos como dice Stiglitz?
No es tema de ésta entrada de blog, pero
la desigualdad económica entre países y poblaciones está en aumento. Y la
situación con esto es que se requieren acciones inmediatas. Algunos autores, de
la línea del cenit del petróleo, manejan sino una idea apocalíptica, si por lo
menos un futuro nada halagador para las economías todas (mundial), respecto a
una transición energética de impactos nunca antes afrontados por la humanidad,
y donde el modelo económico actual tendrá necesariamente que reinventarse, no creo
que basten con simples ajustes.
Vemos avances en la economía ecológica apoyándose
de la ecología política por ejemplo. Consideramos que al final, el funcionamiento
de los modelos económicos, cual sea, cuando son trastocados por el mal de la corrupción,
da al traste con todo. La tendencia para un servidor es un asunto de poner
sobre la mesa los temas de moral y ética en la planeación de todo modelo de
desarrollo nuevo que se pretenda. Consideramos muy conveniente seguir
repensando y reflexionando sobre el ecocentrismo y como compatibilizarlo con
nuestra habitabilidad humana en la Tierra.
Todo lo anterior es labor de reflexión de
las mentes brillantes de hoy día, en medio de los discursos oficialiastas de la
ONU y demás organismos, el tema es ¿qué modelo de desarrollo y crecimiento
queremos para el mundo?, los urbanistas, los de ciencias de la sustentabilidad,
entre otras profesiones de vanguardia tienen la encomienda de reflexionar y de concretar
un modelo de desarrollo sustentable, un modelo urbano de desarrollo
sustentable.
Ahora bien, ¿a quién le toca repensar
esto?, perdón pero creo que a los economistas, y perdón pero no los veo tomando
las calles, protestando, lidereando a los jóvenes economistas. Dado que es de madrugada
disculparan que no investigue en Google, pero creo ni Stiglitz, ni Solow, ni
Daly (al menos éste creo que es más activista por el hecho de ser de la
economía ecológica), ni ningún economista que conozca hace labor de presión
social directa en las calles de cambiar el modelo, muchos libros, muchas
teorías, muchos premios, el sistema capitalista manda, la vida de consumo
continua.
Fuentes:
- Daly, Herman E (1997), Georgescu-Roegen versus
Solow/Stiglitz, Ecological Economics, 22, pp. 261-266
- Solow, Robert M (1997), Georgescu-Roegen versus
Solow/Stiglitz, Ecological Economics, 22, pp. 267-268
- Stiglitz Joseph E (1997), Georgescu-Roegen
versus Solow/Stiglitz, Ecological Economics, 22, pp. 269-270
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