domingo, 4 de septiembre de 2022

Hablar con rencor y resentimiento

Hablar con rencor y resentimiento
Por Mtro. Erwin Medina Josefa

Forjar individuos antes que ansiar mayorías…

En recientes fechas tuve la oportunidad de asistir a algunos eventos en cuya organización estuvieron personas del partido político MORENA, el partido hegemónico de México. Ambas actividades referentes a la “agenda joven”.

Bien dicen que para criticar hay que conocer, que para hablar de algo hay que tener pruebas. Ya no suelo ir a eventos, en gran medida mucho se debe a la costumbre que nos dejó Covid19, al presentarse la pandemia todos los eventos, congresos, coloquios, seminarios, tendieron inmediatamente a la modalidad virtual, a mi parecer pudo resolver el tema de continuar con los trabajos previstos, pero se perdió el contacto. Ahora en la “época post Covid-19” han regresado los eventos con la debidas “medidas sanitarias”. También la edad ya no nos permite ir y venir, subir y bajar. El barullo de las masas por sus políticos predilectos no llama mi atención, nunca lo ha hecho, y escuchar al político en su discurso grandilocuente, no gracias. Ya no estamos para esos trotes, y tenemos sin duda mejores cosas que hacer.

El observador innato capta todo, hasta cuantas veces se hurga la nariz un personaje, la manera en que se planta en el escenario, los recursos de los que echa mano, el argumento que utiliza, cómo se acomodan en un presídium a “las personalidades”, etcétera.

Empecemos por la presentación de los discursistas, miren que con cuatro ya son suficientes, la asistencia no tendría que ser sometida a la retahíla de políticos o funcionarios públicos que más o menos dicen lo mismo, sobre todo (y como fue el caso de los eventos a los que refiero) cuando el tiempo es tan breve, y que, si no se va a decir nada nuevo, entonces cuál es el propósito de escuchar a diez personas vanagloriarse entre ellas, la camaradería se puede expresar con un simple “gracias por estar aquí compañero”.

Hace algunos años escribí sobre cómo se estaba conformado el partido MORENA, derivado del “movimiento”, así mismo escribí sobre sobre cómo se estaba conformado el grupo cercano de lo que iba a ser el gabinete del Presidente López, de ese grupo compacto que se presentó en las sesiones del Covadonga (CDMX) sólo continúa Román Meyer, el titular de la SEDATU, y Tatiana aunque en aquel entonces era una de las coordinadoras y no se sabía que sería lo que hoy, la secretaria de economía. Siempre me ha resultado interesante conocer al personaje, mucho mejor si es personalmente. Por cierto, ya desde aquellos años, cuando había oportunidad preguntaba sobre la inclusión de la Agenda 2030, era mi interés saber si en la propuesta de programa de gobierno de la Cuarta Transformación se le estaba considerando. No se veía por ningún lado, y a cuatro años no se le ve tan contundentemente (quizás por ese enfoque que dice que es voluntaria).

De estos encuentros, de estos cafés, lo que puedo retraer es que había grupos, círculos concéntricos, los más allegados al Presidente, o sea su familia, colaboradores de años atrás, y otros no tan cercanos pero si lo suficiente “confiables” para darle cobijo a un proyecto que se presentaba como honesto, popular y como transformador de la vida pública del país. No cabe duda de que la primera mano de cartas eran personas lo suficientemente técnicas y quizás pragmáticas como para dar confianza, el voto de la clase media, el voto de la Academia. Hoy ya vemos quiénes están. Al ala radical no se le veía en estos lugares, estaban en las calles, presentándose, ganando el voto, cercanos al Pueblo, casa por casa, sudando junto con el más desvalido, el más jodido, el más desfavorecido, como refieren ellos.

A cuatro años de administración federal se han repartido los espacios, se ha privilegiado la lealtad por la capacidad, un tipo de eficiencia en el desempeño se ha puesto en riesgo por aquello de “si son importantes las habilidades desarrolladas y los conocimientos, pero es más importante que tenga pasión por lo que hace” y por supuesto que sea honesto y “buena gente”, y de paso leal al movimiento, claro que sí.

En alguna ocasión tuve la oportunidad de asistir a una capacitación sobre formación de liderazgos políticos, el tema era la comunicación ¿cómo comunicas?, y ¿qué comunicas?, lo que puedo referir es que todo se resume a una simple receta, para un discurso necesitas presentarte, referir de dónde vienes, cuál es tu causa, tu lucha y lo más importante, qué es lo que te legitima, por qué tu eres al que todos debemos escuchar. Han aprendido bien algunos que exponen sus razones apoyadas de las posibilidades para construir, entrar en el juego de las coincidencias en el que la inclusión es importante, otros en cambio optan por vivir del recuerdo, hablar desde el sufrimiento es hablar con un cierto tipo de odio, hay rencor que se nota en muchos de los discursos, y en el que para ser honestos, no nos interesa saber si fuiste perseguido, si te cerraron la puerta o si eras el niño feo y gordo al que nadie quería oír.

Los jóvenes, particularmente, merecen respeto. Hay una cierta beligerancia y discurso hueco, como ya dije, que decir de la retahíla que parece por momentos cómica al parecer parodia. La construcción de una identidad debe venir del reconocimiento de lo que somos hoy y hacía donde vamos, en el que las voces, los intereses y las causas son muchas, y que todo es importante, y que eso más allá de verse como un problema es una oportunidad. A más de uno le falta ser feliz, superar sus traumas y trabajar sus miedos. Ante los diversos estados de inconformidad, cada quién encara la adversidad con las posibilidades que tenga, y el arrojo y la determinación por ser libres nos conduce por un camino de retos en que lo que vemos son oportunidades. Las juventudes mexicanas merecen líderes que inspiren con pasión y con conocimiento, el desarrollo de las sociedades sólo es posible a través de la educación de sus ciudadanos, fomentar habilidades y capacidades debiera ser prioridad. Contrario a la pobreza intelectual, aspirar a ser mejor cada día debe ser un deseo que a nadie debe de apenar, en cambio se debe poner manos a la obra en la construcción de un futuro prometedor. Hablar desde el miedo y con rencor no puede más que sumir en la permanente justificación de la mediocridad.

Finalmente, retomo una frase de Cayetana Álvarez de Toledo en su más reciente libro “sé hasta qué punto la mediocridad y el sectarismo han erosionado las instituciones”, bueno aquí en México y en otros lugares estamos viéndolo, estamos registrándolo.

Con pasión y con alegría mis jóvenes, sin miedo.


Fuente: internet



* Coordinador General de Red Agenda 2030 MX [erwin@agenda2030mx.com]